CARTA DE UNA AMIGA



A JUAN ANTONIO SÁNCHEZ, A QUIÉN TANTO QUERÍA

¿Quién me lo iba a decir? Nunca lo hubiera imaginado, que hoy estaría aquí dedicandote estas líneas que tanto me duele escribir, a aquél niño con el que tantas veces he jugado por las calles de Las Norias y que me ha acompañado como amigo desde 1.971 hasta el pasado Diciembre.

Sólo tuve que esperar tres días, para que la vida me trajera el mejor amigo que he tenido nunca. Creció feliz, aunque la vida no se lo puso demasiado fácil, al dejarlo en éste mundo con un defecto en los pies que le obligó a pasar varias veces por el quirófano, desde muy pequeño. Y recuerdo como su madre, lo llevaba al colegio en brazos, al no poder andar por tener las piernas escayoladas. Pero ni éste problema ni ningún otro le hizo nunca perder la sonrisa, su eterna sonrisa, ya que aunque creció en una familia humilde, allí nunca le faltó el cariño y la ilusión por un futuro mejor. Él, es el pequeño de los seis hermanos y ha sido siempre muy especial para todos ellos, aquién siempre han intentado proteger.El otro día, tu hermana María, decía viendo unas antiguas fotos "Mi niño, que guapo es mi niño" y es que para ella sigues siendo un niño, eres un hombre pero aún tienes alma de niño, tú no has perdido ese brillo en los ojos que todos tenemos cuando somos niños pero que vamos perdiendo con la edad, al descubrir que el mundo en el que nos encontramos no es aquel que habíamos imaginado. Tú no has perdido la ilusión, las ganas de vivir, de aprender, siempre pensando en nuevos proyectos.Recuerdo cuando ibamos a empezar la etapa universitaria, como yo me preguntaba si seríamos capaces de licenciarnos en Empresariales, yo lo veía tan lejano, en cambio tú no dudaste ni un segundo y me dijiste, si otros lo han conseguido nosotros también lo conseguiremos, y así fué. Ese era tú estado natural de ser optimista y luchador, y de él estamos tratando de aprender para no desesperar y afrontar ésta batalla, que nos ha tocado emprender sin esperarlo, como por sorpresa. Nadie está preparado para esto, ni en las peores pesadillas de una persona cabe imaginar que un ser querido tan cercano puede desaparecer de la noche a la mañana. Yo creía, como la mayoría, que eso sólo pasaba en las películas, o a otras personas, que por alguna razón estaban sometidos a un mayor riesgo, pero no ha nosotros, no a tí.¿Quién puede hacer daño a una persona como tú? Noble, sensible, amable, cariñoso, que siempre se pone en el lugar de los demás, responsable, educado, trabajador, dulce, un gran amigo, un buen hermano, un excelente hijo y mejor persona. Tampoco puedo olvidar, la gran felicidad que has tenido siempre para hacer nuevos amigos, recuerdo como en las fiestas de nuestro pueblo siempre te las arreglabas para hacer amistad con el hijo de algún feriante, el cuál luego te pasaba fichas gratis para subirte en la noria, en los coches de choque o en cualquier otra atracción. Tengo tantos recuerdos, lo de ser emprendedor en los negocios te viene ya desde niño cuando tú y tu hermana Encarna os disfrazabais de payasos con ropas viejas y montabais un circo en el patio de tu casa, cobrando entrada por supuesto, a cada niño una peseta. En Navidad te disfrazabas de Rey Mago para hacer llegar los juguetes a los niños, aunque por tu forma de hablar y de andar, tan peculiar, te reconocían al instante y le decían a sus madres, ese es el tío de María Jesús y de Raquel.El día en que hicimos la 1ª Comunión, hace ésta primavera, 30 años. Lo mal que me sentí cuando nos colocaron en fila india y a mi me llevaron al final y a ti al principio, por se yo alto y tu bajito, en aquél momento claro, porque después creciste tanto o más que yo. Ahora no puedo evitar emocionarme, cuando acompaño a mi hija a la Iglesia para prepararse para ese día tan especial, te echo tanto de menos.Siento ahora más que nunca, deseos de ser nuevamente una niña y que vengas a buscarme a casa para ir al colegio juntos y escuchar tu voz, preguntandole a mi madre, ¿Carmela, está tu Nena? Y llegar a la puerta de la clase cuando ya estaba cerrada, como tantas veces, y discutir contigo por ver quién entraba primero. Qué no daria yo, por empezar de nuevo y volver a las noches de verano jugando en la calle y al olor a galán de noche del patio de tu casa y escuchar la voz de tu madre a través de la ventana, que te recuerda que ya es hora de dormir. No entiendo, porqué no puedes estar ahora aquí a su lado, ahora que te necesita más que nunca, ella que ha sido tan buena y a luchado tanto por tí y por todos. He buscado en mis recuerdos, algún momento en el me hayas echos sentir mal, algún tiempo en el que nos hayamos peleado, algún reproche que hacerte y no lo he podido encontrar. Y es que el tiempo y la distancia nunca te hicieron cambiar, tú siempre fuíste el mismo. Aunque pasaran meses sin vernos, cuando nos volvíamos a encontrar era como si no hubiese pasado ni un sólo minuto, tú eres mi hermano del alma, realmente un amigo.Hay personas que pasan por tu vida de puntillas, otras llegan y se quedan un periódo, más o menos largo de tiempo y luego se van, pero hay otras que nada más llegar se hacen un hueco en tu corazón y se quedan para siempre. Tú eres de éstos últimos, para mí y para muchas de las personas que hoy se encuentran aquí.En 1.936 Miguel Hernández escribió La Elegía, para su amigo Ramón Sigé, y siempre me han parecido unos versos preciosos para describir lo que siente una persona ante la pérdida temprana de un amigo, hoy lamento tener que dedicártelos a tí, no quisiera que ésta sea una despedida, pero ni siquiera nos han dado la oportunidad de despedirnos de tí, como tú te mereces. Desde que no estás, he soñado que regresabas y te daba un gran abrazo, te lo mando desde aquí, por si acaso.







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